Dicen





Gustavo Tissocosobre “Cuentos Líquidos” de Marcelo Meza
Cuando Marcelo me invitó a presentar sus “Cuentos líquidos, humoradas de Carnaval”, pensé antes de leer la obra en la palabra líquido. Y se me vino el corazón que es líquido, la melancolía que como la lluvia es líquida, la risa plagada de líquido, el llanto, el ser pensante que es líquido como el cerebro.
Y me sorprendió la originalidad del autor y la mirada precisa para describir en su libro, estos y muchos más estados de ánimos siempre líquidos, como así la precisa descripción de parte de la vida que es el mismo “Carnaval”.

Así en Amores que matan Leopoldo nos invade con su catarata de amor, un amor que además de divertido en una historia desopilante tiene otro trasfondo al menos para mí.

Un amor tras las rejas, un amor al descubierto, un cuento donde impera el líquido del sudor, del baboseo, del agua apagando el fuego corporal. La cotidianidad de ser Leopoldo nos refleja un poco imprimiendo humor y sobre todo ese toque irónico que agrada. Un cuento donde se pueden leer muchas alternativas más allá del cuento.

En su segundo cuento, siempre con el humor enfrentando al lector leo un cuento social y me reflejó al ciudadano frecuente hoy en nuestra ciudad que está desocupado, sin trabajo y las peripecias que esto significa. Y otra vez la leche fría, la sopa, la sangre, el llanto empapándonos en cada palabra. Irónicamente ni la muerte a veces nos salva.

En el tercer cuento la imagen del Cuentero, que mientras se toma un mate es definido como un torrente de seres que se esconden tras un tipo común que vive en un barrio pobre y lleva una vida normal como para disimular los monstruos, ángeles y fantasmas que esconde un escritor.

En La gran oportunidad interpreto la posibilidad de volver a soñar pero esa posibilidad asusta y muchas veces huimos a rincones oscuros para no retornar a la ilusión que muchas veces nos defrauda. Y Nuevamente el jarrón sin flores, la meada vieja, las lágrimas, nuevamente lo líquido inundando los espacios y los momentos.
Después leo Esa cosa y me identifico con el ciudadano común de Buenos Aires o de cualquier ciudad gigante, trajinando de colectivo en colectivo, yendo al trabajo recorriendo kilómetros y kilómetros y esa intersección entre pasajeros que aunque furtiva nos interrelaciona y de alguna manera nos hace por un momento seres convivientes. También aquí la ilusión desvastada por una mariposa que bien podría ser un sueño que vuela y se escapa dejándonos de nuevo inertes.
En Churros y suspiros Una concatenación precisa de la relación entre dos generaciones conjugadas perfectamente en el círculo de una panadería. Entre churros, Dulce de leche caliente y cremas pasteleras en un perfecto juego de humanización, la vida y la experiencia se mezclan para dar lugar a una relación abuela-nieta de exquisita sensibilidad. Un cuento que es la vida misma, una humorada de Carnaval.
Bisturí irónico cuento donde el hombre es descubierto a través de los resabios de su corazón, sus luchas, sus fracasos, sus ilusiones desechas, lo inútil que nutre al ser humano haciendo olvidar de las cosas esenciales del vivir. Un cuento que nos insta a no dejar de lado los sueños a caminar siempre, a rebelarnos. Un final sutil y gigante cuando leemos “Lástima que era derecho”.
En Por las dudas un ser atormentado por fobias y desconfianzas acantonado en su débil presencia descubre al fin que es parte de la sociedad que es débil y que también tiene sus miedos. Un cuento que dice mucho más de lo que se lee, que nos increpa desafiándonos a nuestras propias miserias.
En Profeta un canto al amor y acá aparece el Marcelo poeta. Martita es la representación del sueño inalcanzable, una utopía de amor que pese a serlo nos mantiene vivos y esperanzados. Martita vive en cualquier calle, en cualquier esquina de nuestra ciudad como así también el profeta del cuento que habita en nuestro alrededor y ojalá todavía en nosotros mismos.
Por último en Juanita, dame Vainillas la mezcla del mundo actual tecnificado, donde la tecnología suple al amor mas genuino, un cuento también que brilla por el amor a pesar de las diferencias y también por su parte una maternidad frustra, un adiós como muchos adioses que nos duelen y una constante Juanita que mantiene toda una familia a lo largo de casi una eternidad donde ella es vínculo de diferentes afectos y pasiones. Martita es la vida
Cortázar alguna vez afirmó que un buen cuento se caracteriza por generar una determinada "tensión, que se ejerce en la manera con que el autor nos va acercando lentamente a lo contado. Todavía estamos muy lejos de saber lo que va a ocurrir en el mismo y sin embargo no podemos sustraernos de su atmósfera.
Esto se refleja perfectamente en el libro de Marcelo.
El libro de Marcelo a primera impresión es un texto de humor, yo creo que un cuento brinda siempre la posibilidad de ir más allá. Marcelo con su ironía creo que busca eso y lo logra, inteligentemente como solo los buenos escritores pueden hacerlo y lo logra.

Después de leer cada párrafo nos queda la sensación de fruta fresca que nos hace mucho bien, que nos nutre y ayuda a crecer si sabemos saborearla.

Cuentos líquidos es un libro para tenerlo siempre al alcance de la mano, al alcance del corazón y de nuestras conciencias.

Felicito a Marcelo y agradezco la posibilidad por formar parte de esta maravillosa experiencia que significa el bautismo de esta enorme obra literaria.

Fotografías: Ana Laura Rodriguez

Gustavo Tissoco

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Poeta argentino - 2006

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